yo no corro cuando tu ausencia se vuelve furiosa
y cuando la memoria se me torna muy filuda y corta ciega mi entraña más querida… ni una queja
y cuando me percato, segundos eternos, de que ya tu sin mí y para siempre… el miedo... bah! el miedo...
por que desde que te fuiste de conmigo no sé de quién será la humanidad (costal con huesos) que era mía; pero sobre todo tuya.
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